"Un cuadro debe ser pintado con el mismo sentimiento con que un
criminal comete un crimen"
Edgar Degas
Profesor: Kenny, Sofía.
Alumnas: Siquich, Ma. Daniela- Taborda, Camila
Biografía.
Edgar Degas Nació el 19 de julio de
1834 en París. Hijo de un aristocrático banquero, su madre provenía de una
familia de rancia tradición de Nueva Orleans, en Estados Unidos su familia era
rica y culta. Fue el primogénito y desde pequeño su padre lo puso en contacto
con el arte.
En 1845 inicia su bachillerato en el
Liceo Louis-le-Grand y lo termina en 1853. Abandonó la Facultad de Derecho para
pintar. En 1854 se convierte en alumno de Louis Lamothe, discípulo de Ingres, y
asiste en 1855 a la Escuela de Bellas Artes en París.
En el Louvre, mientras copiaba un cuadro de Velázquez,
conoció a Manet, quien lo introdujo en el círculo de los impresionistas. Este
hecho transformó la orientación originaria de la pintura de Degas, de la que
constituyen una buena muestra Jóvenes espartanos o el retrato de la Familia
Bellelli.
La familia Bellelli (1858-1875,
Museo de Orsay, París) surge de unos retratos de sus primas que Degas pintó
durante su primera estancia en Florencia, y muestra un análisis visual de la
familia en el que los caracteres de los personajes (la atenta e inquieta tía
Laura, su esposo Genaro, las dos niñas), junto con la verosimilitud del
mobiliario y los objetos personales, constituyen una composición realista, fiel
testimonio de la vida moderna. Puede entenderse también como una alegoría de la continuidad
temporal familiar, pues el dibujo que cuelga de la pared representa al abuelo
Degas, patriarca de la familia, mientras delante de él, la propia Laura
Bellelli se encuentra embarazada; son cuatro y no dos -como parece a simple
vista-, las generaciones plasmadas en el cuadro: el pasado alimenta al presente para proyectarse en el futuro, como
ocurre en toda la obra de Degas.
Desde 1865, influenciado por el movimiento impresionista, abandona los temas académicos para dedicarse a una temática contemporánea.
El movimiento plástico impresionista se desarrolló a partir de la segunda mitad del siglo XIX en Europa —principalmente en Francia— caracterizado, a grandes rasgos, por el intento de plasmar la luz (la «impresión» visual) y el instante, sin reparar en la identidad de aquello que la proyectaba. Es decir, si sus antecesores pintaban formas con identidad, los impresionistas pintaban el momento de luz, más allá de las formas que subyacen bajo este. El movimiento fue bautizado por la crítica como impresionismo con ironía y escepticismo respecto al cuadro de Monet Impresión: sol naciente. Siendo diametralmente opuesto a la pintura metafísica, su importancia es clave en el desarrollo del arte posterior, especialmente del postimpresionismo y las vanguardias.
Amigo de Pisarro, Renoir, Monet y
Manet, participó en siete de las ocho exposiciones del grupo. A éstos le unía
el deseo de representar el instante, lo espontáneo, pero le separaba, el
rechazo de la pintura al aire libre. Degas prefería trabajar en su taller, no
se interesó por el paisaje ni por plasmar los efectos del cambio de la luz y la
atmósfera. Le interesaba representar la
vida moderna, centrándose en el ser humano y especialmente en la mujer.
La preocupación por captar el movimiento con fidelidad, le llevó a obsesionarse con temas como las bailarinas o las carreras de caballos. Estudió a las bailarinas desde el punto de vista del espectador, tras el escenario, en el escenario, en los descansos y en los ensayos.
Clase de danza |
Viajará a Italia, lo que será muy
importante para su formación. Su privilegiada condición social, que determinará
toda su vida y una buena parte de su obra, le permitió acceder a las
colecciones particulares de pintura de la clase alta parisiense y formarse en
la tradición clásica como autodidacta a través de múltiples viajes. En
Florencia, conoció en casa de su tío, el barón Bellelli, copias y originales de
Rafael, Mantegna, Pollaiuolo, Ghirlandaio y Botticelli, conocerá la pintura
veneciana y florentina de Masaccio, Piero Della Francesca... Al contrario de
los impresionistas, prefiere el taller y no le atrae el estudio de la luz
natural. Dedicaba mucho tiempo a pintar aunque sus obras parecieran espontáneas
o hasta casuales. "Si es necesario repetir una obra cien veces, hay que
hacerla ciento veinte, ese no es problema", solía decir.
Su temática es el teatro, cafés,
carreras de caballos y las mujeres, en las que se centra gran parte de su obra
intentando atrapar las posturas más naturales y espontáneas de sus modelos. En
su afán por capturar el movimiento en una obra de arte, acudía a diario y
permanecía horas observando los ensayos de las bailarinas, incluso, contrató
algunas para que le sirvieran de modelo mientras pintaba. Su estudio de los
grabados japoneses le llevó a experimentar con ángulos de enfoque inusitados y composiciones
asimétricas. Sus obras suelen presentar los bordes cortados, como en Los bebedores de absenta (1876, Museo
de Orsay, París)
Obra realizada en óleo sobre lienzo y mide unos 92 cm de alto y 70
de ancho. Ambientada en un conocido café de Paris, El café de la Nueva Atenas.
La obra expuesta en
el Salón impresionista de 1876 fue duramente criticada, tachándola de marginal
y sucia.
Los personajes
aparecen arrinconados en la esquina izquierda del cuadro cobrando especial
importancia la composición y perspectiva del
mismo. Degas influenciado fuertemente
por la fotografía y sobre todo por las artes escénicas gusta de extraños
enfoques que arrinconan a los personajes, los corta por la mitad. Tiene una
trama muy trabajada. El espacio del café
se hace protagonista en la obra de Degas, el espectador está obligado a
recorrer el espacio hasta llegar a las figuras de los dos personajes.
La pincelada es rápida y diluida ausente de
detallismo. La paleta cromática es fría y ligeramente enturbiada, grises,
azules… la nota de color destaca en el amarillo de la vestimenta de la joven.
El negro, no es utilizado en las sombras pero sí en el traje del caballero.
Estilo- Influencias artísticas
Admiraba a Ingres y los maestros del
renacimiento italiano, pero también recibió la influencia del arte japonés y
las tendencias simbolistas. En sus primeras obras sigue las tendencias
neoclásicas, pintando cuadros de historia influido por el romántico Delacroix.
Degas, construye a base de líneas,
influido por los japoneses tendió al establecimiento de sutiles armonías entre
las masas y el color. Otorgó un nuevo sentido al valor de la luz como medio
para aumentar el volumen y sugerir una dimensión más profunda que aquella que
ofrecía la perspectiva tradicional.
Impresionista aunque su estilo se
desmarca del grupo en varios aspectos, fundamentalmente en su preferencia por
los temas urbanos con escenas iluminadas artificialmente, en lugar de la pasión
por la naturaleza y la luz natural de otros miembros del grupo; su formación
académica se evidencia en que no abandona el dibujo sino que lo convierte en
elemento esencial de sus elaboraciones de figuras, predominando pues la línea
sobre el color; abandona la técnica al óleo para dedicarse exclusivamente al
pastel; utiliza encuadres que lo acercan a la fotografía.
Realizó retratos y series sobre el
mismo tema, destacadamente las bailarinas, pero también sobre las carreras de
caballos, uno de sus temas favoritos, en el que explora el movimiento. Otra
serie son los desnudos femeninos que realiza sobre los distintos momentos de la
toilette femenina. También representa escenas cotidianas de mujeres,
lavanderas, planchadoras o burguesas.
A partir de 1880 usó cada vez más el
óleo, en particular cuando trata desnudos femeninos. Esta técnica resultaba
ideal para materializar su interés por el dibujo y la realidad instantánea y
cambiante.
Esta línea
de preferencia por la luz artificial y los ambientes urbanos es seguida por el postimpresionista
Toulouse-Lautrec. Degas fue uno de los pintores, junto a Ingres y Rafael, que
Paul Gauguin admiraba y Van Gogh.
En la década de 1880, empieza a perder
visión, y trabaja con dos medios nuevos: la escultura y el pastel. En su
escultura, al igual que en su pintura, intentó atrapar la acción del momento.
Trabajó con moldes de cera o terracota y en vida no fundió ninguna escultura en
bronce. No obstante, en sus últimos años deseó hacerlo e, inclusive, llegó a
convenios con reconocidos fundidores de su país. Sin embargo, sus obras no se
realizaron hasta después de su muerte. Sus pasteles suelen ser composiciones
simples con muy pocas figuras. Se vio forzado a recurrir a los colores
brillantes y a los gestos de gran expresividad, prescindiendo de la línea
precisa.
Contexto
Histórico
En Francia, durante este periodo, fue la guerra Franco - Prusiana, donde cae el imperio de Napoleón III y se instauró la Troisieme Republique, que era el cuerpo que gobernaba a Francia después del Segundo Imperio y la Cuarta República.
Estos sucesos se corresponde con una transformación social y
filosófica: por un lado, el florecimiento de la burguesía, por otro, la llegada
del positivismo. La burguesía, como nuevo fenómeno social, trae sus propios
usos y costumbres: unos afectan al campo, que deja de ser un lugar de trabajo
para convertirse en un lugar de ocio.
La ciudad, por el contrario, se convierte en un
espacio para la nueva clase social: aparecen los flanneurs, paseantes ociosos
que se lucen y asisten a conciertos en los boulevards y los jardines de París.
También cobra relevancia la noche y sus habitantes, los locales nocturnos, las
cantantes de cabaret, el ballet, los cafés y sus tertulias. Es un mundo
fascinante, del cual los impresionistas extraen sus temas, en especial Degas y
Toulouse-Lautrec. Porque para ellos se han terminado los temas grandiosos del
pasado.
Desde el punto de vista estructural es
la época del crecimiento del capitalismo y de la segunda revolución industrial;
de la expansión de Europa por el mundo a través del reparto colonial; del
desarrollo de las investigaciones científicas.
El positivismo acarrea una concepción de
objetividad de la percepción, de un criterio científico que resta valor a todo
lo que no sea clasificable según las leyes del color y de la óptica.
El movimiento impresionista se da a lo largo de una
época marcada por las guerras entre países europeos como la Guerra Franco -
Prusiana, en 1870, o ya más tardío, el comienzo de la Primera Guerra Mundial,
en 1914. También destacan las numerosas revueltas organizadas por los países
coloniales con el objetivo de conseguir su independencia de la Metrópoli.
Estas son las excursiones campestres
retratadas por Monet y Renoir.
Edgar Degas, a diferencia de muchos de
sus contemporáneos, que renegaron de la fotografía, y hasta la despreciaron,
fue un amante de la fotografía, y durante varios años se convirtió en su gran
pasión. Buena prueba ello son alguna de las composiciones de varias de sus
obras más importantes, que parecen propias de la imagen fotográfica, con
encuadres nerviosos, y menos frontales y precisos que las tradicionales
referencias pictóricas. Hay que decir que Degas, como tantos otros, partió de
una fotografía para realizar muchos de sus cuadros.
A finales del siglo XIX y comienzos
del siglo XX fue cuando Degas utilizó con más entusiasmo la cámara, dejando
como legado un buen número de retratos, autoretratos y fotografías
escenificadas, realizadas, en su mayor parte, con luces mortecinas, nocturnas,
lámparas y velas, que gustaba de colocar para crear la atmósfera apropiada.
Y, al igual que pasaba con su trabajo pictórico, pero a la inversa, estas
fotografías nos remiten al Degas pintor, con ese aire impresionista y evocador
que contemplamos en las imágenes. La obra del pintor francés es un ejemplo más
de las conexiones entre pintura y fotografía, desde que se dio a conocer el
maravilloso invento de Daguerre, Niepce y Fox Talbot (cada uno con su
aportación) allá por 1839.
Aunque en la última década del siglo XIX la obsesión de Degas por los monotipos y por la fotografía fue bien conocida, no llegó a exponer fotos suyas en vida y sólo en las últimas décadas han sido estudiadas y exhibidas.
autorretrato de Degas
«A Degas no
le interesaban los retratos de familia que reflejaban la buena posición
social o las modas, sino la luz y la oscuridad, la composición y
el movimiento. Su obra está ejecutada con la mirada de un pintor». Ann Dumas,cocomisaria de
la exposición Royal Academy, en Londres, donde se exponen ya por primera vez
sus fotografías.
Boceto de una
bailarina en pleno giro, realizado por Degas entre 1880 y 1885. A su lado, Woman
dancing, serie hecha a finales del XIX por Eadweard Muybridge, fotógrafo que
influyó mucho en Degas.
A Degas le gustaba la técnica antigua,
la foto sobre cristal, más pictórica y menos realista, de tal manera que los
negativos se asemejan a sus óleos o pasteles, el pequeño movimiento inevitable
de los largos tiempos de exposición facilitando el entrecruzamiento de las
tonalidades a la vez que difumina los contornos.
No gozó de gran reputación entre sus
contemporáneos y su auténtica dimensión artística no habría de valorarse hasta
después de su muerte, acaecida el 27 de septiembre de 1917 en París.
Nunca se casó y pasó los últimos años
de su vida prácticamente ciego, «vagando sin sentido por las calles de París»
hasta morir en 1917.
BIBLIOGRAFÍA
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